OCTUBRE 2021-1
El chocoramo de la selva (parte 1)
En el año 2009 participé por primera vez en el proyecto “Ecología reproductiva de las aves a lo largo de un gradiente altitudinal” en el parque nacional natural y reserva de Biosfera del Manu en Cusco Perú. Fui voluntario en esta tesis doctoral de la universidad de Florida, donde el objetivo era buscar nidos de todas las especies de aves y monitorearlos con diferentes metodologías. El proyecto estaba dividido en diferentes estaciones ubicadas en tres ecosistemas particulares, punas y bosque alto andino a 3000 m, bosques de niebla a 1400 m y pie de monte a 900 m. Yo elegí la estación de pie de monte que se encontraba dentro del parque un lugar con muy poca intervención humana y con una única vía de acceso por medio de una trocha que solo era transitada por los investigadores, lo que implicaba grandes dificultades para el abastecimiento de víveres para 5 meses de investigación, un gran reto para todos los que elegían este sitio, pero era compensado por su gran belleza natural.
En esta estación de pie de monte confluyen especies de aves tanto de las montañas andinas como las primeras especies pertenecientes a la región amazónica. Una de esas especies fue la que elegimos para investigar y poder contestar a algunas preguntas sobre su biología. Esta especie pertenece al amplio grupo de aves conocidas como Tangaras, específicamente el género Tangara. Estas aves presentan uno de los plumajes más vistosos, se encuentran por lo general en las copas de los árboles y bordes de bosques, se alimentan de frutos e insectos que capturan al vuelo o escudriñando entre las ramas, hojas, epifitas y vegetación muerta de los árboles. Su distribución inicia desde México y su mayor diversidad se encuentra en Suramérica llegando hasta Argentina.
Figura 1. Especie de la familia Thraupide y género Tangara. Esta es Tangara xanthocephala.Tangara carinegra o Tangara schrankii, nombrada así en memoria del entomólogo y botánico alemán Franz von Paula Schcrank, es un ave que mide 12 cm y pesa 19 g. Durante esta temporada tuve la suerte de hacerle seguimiento a dos nidos de la tangara carinegra. El primero de estos nidos lo encontré en unas condiciones bastante particulares, ya que la tangara construyó el nido entre la bráctea y las hojas de una palma que había caído y quedado enredada en unas lianas, esta formaba una especie de cueva de vegetación que ayudada con el color negro del interior de la hoja de la palma hacia el perfecto escondite para un nido y su preciado contenido.
El segundo de los nidos estaba incrustado entre la vegetación epifítica (helechos, musgos y líquenes) adheridos al tronco de un árbol. Este nido estaba tan oculto que en un principio se pensó que esta tangara había construido un nido en forma de domo, en lugar del tradicional nido en copa característico de todas las especies de tangaras.
Figura 2. Nido de la tangara carinegra (Tangara schrankii) encontrado por Sebastian Perez-Peña en el año 2010 en la estación de Pantiacolla.En el 2010 exploramos una nueva localidad que estaba a 400 metros del nivel del mar. En este sitio nos llevamos la gran sorpresa que los nidos de la tangara carinegra comenzaron a ser encontrados frecuentemente por los diferentes investigadores de la temporada y de las siguientes. Sin embargo, también nos llevamos una triste realidad, que estos nidos tenían una supervivencia muy corta, hasta el punto en que un nido era encontrado y a las pocas horas era depredado. En alguna conversación al lado del río Madre de Dios nos preguntamos: ¿será esta tangara el chocoramo de la selva? y ¿cómo hace para mantener sus poblaciones estables si se la depredan tanto?
Esa última pregunta quedó en mi memoria y decidimos con el director de esta investigación, Gustavo Londoño, darle una mirada a los datos que teníamos recolectados de esta especie. Encontramos que desde el 2007 hasta el 2014 se habían encontrado y monitoreado 150 nidos, una cantidad extraordinaria. Era la especie con más nidos que cualquier otra que hubiéramos monitoreado en todo el proyecto. De estos nidos 25 fueron encontrados en la estación de piedemonte llamada Tono y 125 en la estación más baja llamada Pantiacolla.
Con este volumen de datos comenzamos a organizar las libretas de campo, releerlas, revisar los datos y decidimos investigar las posibles estrategias que podría estar utilizando esta tangara para poder sobrevivir a la alta tasa de depredación. La primera idea que tuvimos fue comparar sus lugares comunes de actividad y el lugar donde construye sus nidos.
Esta historia continuará...
Escrito por Mario Loaiza
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