AGOSTO 2020-1

De los libros al campo

No hay ocasión en que las aves, estos carismáticos dinosaurios contemporáneos, dejen de deleitarnos con sus historias de vida tan particulares. Sin embargo, cuando se es entusiasta de la naturaleza y con una pasión hacia el naturalismo, los libros no bastan para saciar esa necesidad de conocimiento; así ocurrió con la ornitología en mi formación.

Tomé el curso de ornitología en el 2016 y ahí revisamos conceptos desde taxonomía hasta ecología, pasando por temas de comportamiento y fisiología, en realidad muy poco se nos quedó por fuera. Recuerdo que en una de las clases comentábamos sobre el comportamiento de los hormigueros (Familia Thamnophilidae), los cuales siguen a ejércitos gigantes de hormigas legionarias (Familia Formicidae: Ecitoninae). Estas hormigas se caracterizan por ser depredadoras insaciables, desplazarse en grupos de hasta dos millones de individuos e ir arrasando con cualquier animal a su paso. Es ahí donde los hormigueros sacan provecho de la situación y depredan a los animales que están huyendo de la horda hambrienta de legionarias. En ese momento, me pareció increíble como un ave podía comprender que detrás de las hormigas (o mejor, delante de ellas) habría una fuente “sencilla” de alimento y que era un evento tan frecuente como para sacarle provecho. Para mí, no dejaba de ser un hecho asombroso de historia natural, pero seguía siendo parte de libros y videos.

En el 2017, mientras estaba revisando redes de niebla en Anchicayá, dentro del Parque Nacional Natural Farallones, me percaté de un aumento constante y desesperado de hormigas a mi alrededor. Luego de ver un grupo de ellas escalando una plántula cercana a mi rodilla, detengo la mirada y me doy cuenta como no era sólo en dicha planta, sino también en todas las plantas que me rodeaban en un radio de cinco metros. Luego del asombro, reconocí que me enfrentaba por primera vez a este hermosísimo fenómeno de depredación en masa de las hormigas legionarias. Cuando se acercaron lo suficiente, le di espacio al enjambre para ver a la distancia como iban recorriendo cada centímetro del bosque a su alrededor. Mientras observaba esto, fascinado, me doy cuenta de que no iban solas. Siguiéndolas muy de cerca, saltando de percha en percha a muy pocos centímetros del suelo, iba un Hormiguero ocelado (Phaenostictus mcleannani – ver ilustración). Entonces en ese momento, casi las diez de la mañana, me encontraba presenciando una clase de comportamiento ornitológico justo frente a mis ojos. Fue ahí cuando agradecí al proyecto, no sólo por permitirme ver semejante espectáculo, sino también por permitirme ver que este hormiguero las sigue silenciosamente, que su cambio de percha en percha lo hace en zig-zag sobre la legión de hormigas y que está tan concentrado en su faena que no le importó pasar a menos de dos metros mío, mientras lo miraba.

Ilustración 1. Phaenostictus mcleannani depredando un lagarto del género Anolis.

En la caminata de regreso al campamento, uno va haciendo la recopilación de los mejores momentos del día, de lo que vio, de lo que no y de lo que queda por ver. Observar el comportamiento de forrageo de las hormigas legionarias y el Hormiguero ocelado no fue lo único que aprendí durante las temporadas de campo, también aprendí sobre lo depredadores oportunistas que pueden llegar a ser los tucanes y barranqueros cuando hay aves atrapadas en las redes de niebla. Lo eficiente del llamado de alerta del la Tángara copetinaranja (Tachyphonus delatrii) y la Tángara olivácea (Chlorothraupis olivácea). Lo extremadamente ágiles que son los colibríes para esquivar las redes. Lo silenciosos que son algunos bosques en comparación a otros y lo increíblemente ingenuos que somos los humanos observando la naturaleza. Toda esta es información que no está consignada en un libro y si lo estuviese, jamás se compararía con el hecho de verlo diariamente en los desplazamientos a campo. Sin embargo, más allá del aprendizaje de este tipo de experiencias, se trata es de reconocer que la articulación de la teoría y la práctica nos hace profesionales íntegros y será vital para “permitirle a la naturaleza contarnos que pregunta debemos hacer, en lugar de exigirle que responda la pregunta que encontramos más interesante” (citó a Travis, 2020, Where is Natrual History in Ecological, Evolutionary and Behavioral Science? Revista The American Naturalist 196).


Texto e ilustración por: Luis Felipe Estrada (Instagram @estrada.sciart)


Comments

Popular posts from this blog

JUNIO 2021-1

JULIO 2019

FEBRERO 2022-1