JULIO 2020
Mi experiencia en el proyecto gradientes altitudinales empieza en el 2015, fui voluntaria en búsqueda de nidos y año tras año continué como voluntaria no solo en búsqueda de nidos, también en redes de niebla, puntos de conteo e incluso trabajando con otros grupos de animales como herpetos y mamíferos. Tuve la oportunidad de ser coordinadora de estación en diferentes ocasiones y durante todos estos años pude conocer alrededor de cuatro estaciones biológicas y sin olvidar a todas las personas increíbles provenientes de todas partes de Colombia y de diferentes partes del mundo. Trabajar en el proyecto, sin duda ha sido la experiencia más enriquecedora, no solo de mi carrera estudiantil y laboral sino, de toda mi vida y la gratitud hacia Gustavo, Mario, Jenny y todas las personas que forman y han formado parte de este proyecto es infinita.
Aunque el trabajo de campo es la parte más entretenida, no lo es todo. En la otra cara está la parte de laboratorio o de oficina que, me atrevo a decir, a la mayoría nos parece un poco menos entretenida. Pero a la hora de trabajar en los frutos de este tipo de proyectos de investigación, como lo es la publicación de artículos científicos, aprendí y confirmé que el manejo de los datos colectados (ese trabajo de laboratorio y de oficina) también es muy importante y aún más importante es utilizar estos datos y divulgarlos de la mejor manera. Organizar, digitalizar, archivar, etc. suena un poco engorroso, pero cuando a uno tiene que usar esas bases de datos o buscar muestras colectadas en campo para el articulo agradece y entiende la importancia del manejo y la organización de los datos.
Dentro del proceso de escritura del artículo se encuentra procesar los datos, búsqueda de literatura constante, análisis de datos, escribir (en mi caso fue en un segundo idioma), entre otros, tengo que decir que no es fácil, pues nunca es fácil hasta que uno lo hace. Cuando me asignaron el nido nunca dimensioné lo que en realidad implicaba, durante la realización del articulo lo vi complicado; Gustavo y Jenny tienen demasiada paciencia, me enseñaron y guiaron muchísimo, hay momentos en los que uno no quiere ni pensar en el tema, hay otros momentos en los que uno se inspira a trabajarle a la publicación, no es tan sencillo y eso que mi publicación fue sólo una corta y no habían tantos datos de campo por procesar; pero cuando uno somete el escrito no hay mejor sensación. Luego uno recibe las correcciones y comentarios de los revisores y vuelve a ver todo oscuro, pero nuevamente uno lo saca adelante, además que es último tramo. Cuando esta aceptado y listo para publicar, se siente un fresco increíble hasta difícil de creer. En pocas palabras, es una experiencia difícil, pero es aún más enriquecedora.
Figura 1. Fotografía del adulto dentro del nido.
En mi primera publicación científica, junto con Gustavo Londoño y Jenny Muñoz, presentamos la descripción del nido, los huevos y reportamos comportamiento de incubación para Schiffornis turdina (el llorón turdino/The brown-winged schiffornis). Este género ha sido taxonómicamente complicado, ha sido posicionado en diferentes familias por diferentes razones. Anteriormente, eran solo tres especies, pero actualmente existen siete especies y 13 sub especies de las cuales su historia natural, su comportamiento y otras características se conoce poco.
Figura 2. Ilustración del nido. Realizada por José Alejandro Riascos.
El artículo se basó en un nido encontrado en el 2014 en Perú durante la temporada de campo mientras se realizaban puntos de conteo (Fig. 1). Por distribución, el nido corresponde a la sub especie Schiffornis turdina steinbachi. El nido era una copa sostenida por la base entre dos raíces de un árbol (Fig.2), se componía de hojas secas y pequeñas raíces oscuras, se registraron sus medidas internas y externas. El nido contenía dos huevos desarrollados color crema con marcas moradas oscuras y negras concentradas hacia la base (Fig 3).
Figura 3. Fotografía de los huevos fuera del nido.
El nido fue monitoreado durante tres días con cámara trampa, gracias a esto se registró, la poco común, depredación del adulto mientras incubaba y se registraron comportamientos de incubación. Encontramos que los huevos fueron incubados por 19.38 horas, es decir, el adulto pasó el 66.45% del tiempo en el nido; los viajes de forrajeo tuvieron un promedio de 49 min por día.
Las características de los huevos, la estructura del nido, materiales de construcción y comportamiento de incubación son consistentes con las especies que han sido documentadas con anterioridad, sin embargo, hay otros aspectos de la historia natural y la biología reproductiva del género que se desconocen.
Escrito por: Margarita Cantero
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