JUNIO 2020
Reutilizando nidos
Es deslumbrante cuando logramos observar a la Tangara multicolor (Chlorochrysa nitidissima) en campo. Sus vistosos colores y su rápido movimiento entre percha y percha deja perplejo a cualquier observador de aves, y siempre nos hace querer tener unos segundos más para poder detallarla. Al igual que su belleza visual, su comportamiento de reproducción es impresionante y esa es la historia que les voy a contar.
Foto: Isabella Burgos
Durante el año 2015, me encontraba coordinando el Proyecto Gradientes Colombia en la estación de Zygia, ubicada a tan solo dos horas de Cali. En una de esas tardes donde uno llega a la estación “casa durante la temporada de campo”, se sienta a descansar y apreciar el atardecer, a hablar con los colegas de investigación sobre las aves avistadas, los nidos que posiblemente están construyendo, alguna caída descuidada en la montaña, anécdotas que siempre nos hacen reír. Uno de los colegas me preguntó cuál sería el nido más extraño que podría encontrar. Era una pregunta difícil porque todos los nidos tienen unas características únicas que lo dejan a uno maravillado y le hacen preguntarse cómo hacen estos animales para construir esas estructuras usando solamente el pico. Después de repasar rápidamente en mi mente le conteste que sería muy raro encontrar un nido en forma de domo que tuviera en su interior huevos con manchas, en lugar de ser totalmente blanco.
Al día siguiente decidimos hacer una exploración al río El Pato. Nos separamos en grupos para cubrir las dos orillas y descubrir la mayor cantidad de nidos posible, con la gran sorpresa de que uno de los nidos que encontramos era efectivamente un domo con un único huevo blanco con manchas cafés rojizas. La sorpresa de todos fue tan grande como la risa debido a la charla que habíamos tenido la tarde anterior.
Este huevo estaba en un avanzado estado de desarrollo ya que tres días después, cuando volvimos a revisar el nido, nos encontramos con un polluelo de plumón gris y piel amarilla que aún no había abierto los ojos.
Fig 1. Polluelo de Tangara multicolor (Chlorochrysa nitidissima) en diferentes estados de desarrollo 2, 7, 11 y 23 días respectivamente.
El mayor reto fue tratar de observar a los adultos, que estaban alimentando al polluelo, ya que no había mucho espacio para esconderse y esta pareja era particularmente escurridiza. Finalmente, después de varias picaduras de mosquito por estar inmóviles y escondidos en la orilla opuesta del río, logramos divisar una pequeña ave demasiado vistosa como para confundirla: era la Tangara multicolor.
Las especies del género Chlorochrysa construyen sus nidos aprovechando el musgo que se acumula en las ramas verticales de los árboles. Excavan en el musgo adicionando materiales hasta formar una copa que contendrá el único huevo que ponen. La mayor sorpresa que tuvimos fue que nuestra Chlorochrysa nitidissima aprovechó un dormidero abandonado de una Henicorhina leucophrys Fig 2A, para construir su nido en lugar de excavarlo en el musgo. Unos colegas que trabajaban en la Reserva Forestal Bosque de Yotoco en el 2012, también encontraron este particular comportamiento, esa vez la Tangara multicolor utilizó un nido de Tolmomyias sulphurescens (Fig 2B) para construir el suyo en el interior. Después de 23 días de seguimiento el polluelo salió del nido con un plumaje totalmente verde (Fig 1D) y sin ninguna marca distintiva que lo asemejara a sus padres.
Fig 2. A. Dormidero abandonado de Henicorhina leucophrys. B. Nido viejo de Tolmomyias sulphurescens. C y D. Nido construido en forma de copa de
Fue así cómo logramos descubrir algunas características particulares de esta especie y su forma de reproducción. Este comportamiento que nos parece sorprendente para esta especie puede tener dos puntos de vista. Probablemente la especie tenga gran plasticidad a la hora de construir su nido, ubicarlo en diferentes sustratos y aprovechar ingeniosamente nidos abandonados de otras especies, lo cual le da una gran ventaja a la hora de iniciar su reproducción. Por otra parte, puede ser que la densidad de los musgos que se acumulan en las ramas verticales esté disminuyendo por culpa de factores ambientales como la deforestación y el calentamiento global, limitando los lugares normales de reproducción.
Los comportamientos reproductivos de las aves siempre nos están sorprendiendo y cada día aprendemos algo nuevo de ellas. Estos conocimientos nos abren un mundo de posibilidades donde podemos intentar entender el complejo mundo de su biología reproductiva, con el fin de desarrollar nuevas estrategias para su conservación.
Escrito por: Mario Agustin Loaiza Muñoz
Encuentra el artículo aquí: https://doi.org/10.1676/1559-
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